miércoles, 4 de noviembre de 2009

Periodismo con las botas puestas


Para muchos jóvenes periodistas el asunto laboral está así:

Si el sector de los medios de comunicación va de mal en peor (¡Soitu ha muerto!), ¿quién nos va a contratar? Y en caso de que nos cotrataran, ¿en qué condiciones económicas lo harían? ¿para hacer qué cosas? Algunos reciénperiodistas, incluso, hablan dicen sentirse "putas baratas"; con todo lo que ello implica...

Si perros viejos del periodismo como Arturo Pérez-Reverte o Enric González nombran el asunto, si hablan de la honradez periodística en pasado, es que los jóvenes periodistas no exageran tanto como pudiera parecer. Es que la cosa tiene su chicha:

Pérez-Reverte:

"Ahora, el salario del miedo incluye succionar ciruelos con siglas e insultar a los colegas como si la independencia personal fuera incompatible con el oficio. Secundar a la empresa hasta en sus guerras y disparates. Así, redactores culturales que antes sólo hablaban de libros o teatro escriben también columnas de opinión donde atacan a este partido o defienden a aquél; y hasta el becario que trajina noticias locales debe meter guiños en contra o a favor, demostrando además que se lo cree de verdad, si quiere seguir empleado".

Enric González:

"Si desde el principio te haces disciplinado, por no decir servil, si crees que los jefes tienen siempre razón, si crees que la empresa está por encima de la información, ¡déjalo! Porque no te vale la pena, no te va a compensar. Para llevar una vida ordenada y más o menos burocrática búscate cualquier otra cosa. Si mantienes una actitud un poco ya no de resistencia, pero si de escepticismo frente al poder, si aceptas las incomidades pero también ves lo entretenido que es contar historias, buscarlas y encontrarlas, ¡sigue! es muy entretenido. No comerás de maravilla, pero a veces sí".

"Cuando eres fuerte con los fuertes te lo pasas muy bien, pero te llevas muchas hostias. Si aceptas que en algún momento te caerá una hostia, tendrás momentos de diversión que no te dará ningún oficio. Si eres fuertes con los débiles y débil con los fuertes pues acabarás teniendo una opinión relativamente mala de tí mismo. Y eso tampoco te va a ayudar".


Llegados a este punto, los jóvenes periodistas pueden escoger tres opciones:

1. Seguir succionando ciruelos bajo el régimen del salario del miedo.

2. Dejar de darle a las teclas para enrolarse en el macroejército del Imperio de Amancio de Ortega, hacer las maletas para aprender inglés (otra cosa es lo que hagan; los países de habla inglesa están siendo colonizados por jóvenes españoles) o irse a ordeñar vacas a Nueva Zelanda.

3. Morir con las botas puestas, como haría Pérez-Reverte. Puestos a ciscarnos en nuestras degracias y en los que manejan el cotarro y sus seres más queridos, que sea haciendo algo que nos apasione. Don Paco Sancho lo resume así de bien:

"Si tuviera dinero me lo puliría en un proyecto divertido, apasionante, periodístico y productivo. Me arruinaría, pero a gusto".


Esto no es otra cosa que la "Revolución silenciosa" de la que suele hablar Luis Guinea. No es otra cosa que morirnos de periodismo de gozadera.

Yo me apunto a esta última opción pero ya. ¿Vosotros?

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